Previo
Una Historia de Riqueza y Pobreza, por John P. Powelson.

Capítulo 11

China: Los Enigmas de la Historia

China ha desconcertado a los historiadores económicos de tres formas relacionadas: por qué se convirtió en el principal poder económico mundial durante la dinastía Sung (960–1279 CE); por qué comerció tan vigorosamente con Japón y el sureste de Asia hasta llegar a África; y por qué dio un giro hacia adentro al comienzo de la dinastía Ming en el siglo XIV, abandonando el comercio internacional y el liderazgo en el desarrollo económico. Este capítulo describirá el fracaso del proceso de difusión del poder, que es posible que haya contribuido a una explicación de estos enigmas.

Comercio y Espíritu Emprendedor

El comercio chino era fuerte según consta desde los primeros registros históricos. El estado de Ch'i era un centro comercial en el siglo VII BCE  A partir de ahí, las importaciones de bronce y hierro se distribuyeron ampliamente. [1] Los mercaderes fueron acumulando fortunas desde el siglo V BCE y probablemente desde antes. [2] El comercio internacional se expandió especialmente a comienzos de la dinastía (206 BCE–9 CE). [3] En el año 110 BCE, cuando los ejércitos de Han habían asegurado las Rutas de la Seda, caravanas de varios cientos de personas partieron frecuentemente de Chang'an hacia el Occidente. [4]

En el reino sureño de Shu Han (221–263 BC), mercaderes acomodados vendían granos, metales y madera, comprando medicinas y otros productos de Tibet. [5] Las caravanas comerciales viajaron hacia y desde China a través de Sinkiang en el siglo III. En el siglo VI CE, el emperador Yang Ti de Sui construyó canales para suministrar granos a la capital, Loyang, y para abrir nuevos mercados en el noreste y en el sur. [6] Estos fueron los precursores del sistema imperial de canales de unos cuantos siglos después. El comercio con el sur de Asia en los siglos VI y VII ayudó a traer el budismo a China. Los monasterios se convirtieron en depósitos de capital y centros de producción. Las caravanas fueron trayendo artículos de lujo de Asia Occidental y Central en el siglo VII. Las colonias extranjeras se fueron integrando dentro de una red china, extendiéndose por todo el país. Los centros comerciales del interior crecieron desenfrenadamente con bodegas, casas de contaduría y oficios. [7] El comercio del té se desarrolló entre el sur de China y Chang'an.

Los pueblos medievales en China tienen la reputación de ser centros administrativos, no primordialmente para el comercio. Geiger caracteriza a todas las ciudades estado asiáticas de esta forma con excepción de Hong Kong y Singapur, [8] pero esto puede ser una tendencia occidental. Si en realidad las ciudades chinas sirvieron principalmente a la corte imperial y al ejército, aún así los grandes mercados estaban junto a las murallas de la ciudad, especialmente para comerciar con los nómadas del norte. [9] Los talleres privados y probablemente las fundiciones estaban relacionadas con estos mercados. [10]

En 1100, China había desarrollado "la forma más avanzada de vida económica que se podía encontrar en toda Eurasia." [11] La productividad agrícola estaba creciendo a través de variedades importadas de arroz, nuevos embalses y represas, mayor irrigación y construcción y mejora de canales.  La industria se estaba expandiendo en el norte, con el consumo de carbón incrementándose más rápido que en Inglaterra inmediatamente después de la Revolución Industrial.

La dinastía sureña de los Sung (1127–1279) despertó un nuevo interés en el comercio extranjero por mar. Negoció tratados en nombre de los mercaderes, [12] muy similar a lo que los monarcas ingleses harían tres siglos después. Los mongoles (1280–1368) también comerciaron ampliamente. [13]  Los Ming (1368–1644) formaron una gran flota que comerció en el extranjero durante décadas, mucho antes de que fuera retirada repentinamente. [14]

Aunque China pudo haber alcanzado su apogeo económico general bajo los Sung, el progreso continuó en campos específicos. Bajo los Ming ocurrió una revolución agraria con tecnología de irrigación mejorada, nuevas variedades de arroz y otros cultivos extranjeros y la alternancia de cultivos. La industria se expandió y se abrieron nuevos mercados. Durante el siglo XVIII, las plantas textiles y de teñido y las fábricas de calandrado crecieron; la división del trabajo se volvió más complicada; y la extracción de cobre y plomo se expandió. "Oímos de muchos hombres que comenzaron con un telar y luego terminaron con más de cuarenta telares empleando a muchos tejedores." [15] Y "cuando el galeón de Manila estableció su vínculo con la Nueva España al otro lado del Pacífico, los juncos chinos se apresuraron a encontrarlo." [16]

A pesar de estas cualidades emprendedoras y a pesar de siglos de ser pioneros en la agricultura, la industria y el comercio, la sabiduría que brinda la experiencia nos dice lo que no podría haber sido visto en ese momento: que durante la dinastía Ming y especialmente la dinastía Qing (1644–1911), la economía china perdió su vigor en todas sus ramas.

Centralización y Poder

La economía china se estancó en parte porque estaba sujeta a un mando imperial y a una burocracia poderosa y opresiva. Los burócratas parecían haber estado motivados principalmente por el deseo de poder ya que no se beneficiaban mucho materialmente de sus intervenciones. Aunque las siguientes restricciones se aplicaban en diferentes eras y lugares, y aunque hubo excepciones, no obstante, el espíritu restrictivo invadió el tiempo histórico.

Los artesanos, una casta hereditaria, no eran muy apreciados, se exigía que trabajaran para el emperador y eran colocados en circunstancias humillantes y sus vestimentas, estilo de peinado y vivienda eran monitoreados cuidadosamente y ridiculizados; [17] podían cambiar de ocupación únicamente con el permiso imperial. Los mercados de la ciudad estaban controlados por el gobierno, [18] con restricciones agobiantes sobre los mercaderes. El comercio exterior estaba monopolizado por la burocracia y yacía sobre una base tributaria. [19] Los gobernantes Tang y Sung limitaron el comercio a unos pocos puertos escogidos por la facilidad de recaudar impuestos. [20] La industria, arriba de un nivel de pequeña fábrica, en su mayoría era controlada por oficiales del gobierno para cuyo beneficio estaba dirigida. La dinastía Ming intervino en la medida en que pudo en las vidas personales así como en las vidas económicas de sus súbditos. Aunque la tierra era de propiedad privada y los campesinos podían determinar qué cultivar y cómo cultivarlo, a pesar de eso, estaban cargados por rentas e impuestos tan agobiantes que consumían el superávit que podría invertirse. Sus tierras estaban sujetas a una confiscación impulsiva. [21] Las guerras y las rebeliones frecuentemente despojaban sus esfuerzos. Estas condiciones duraron hasta el establecimiento de la República Popular en 1949.

La interferencia más grande, más caprichosa y más continua en el proceso de mercado ha sido a través de controles de los precios y de la producción, que frecuentemente eran llevados a cabo por oficiales del gobierno a quienes se les había confiado la supervisión de los mercados locales. La intervención estatal directa — llegando al nivel de fábrica individual y hasta los detalles de las operaciones diarias — es una cosa de rutina en la historia china aún hasta en la actualidad. He encontrado cientos de referencias de esto en varios libros de historia, de los cuales los siguientes, escogidos debido a que abarcan siglos, únicamente son unas pocas:

  • [Shang Yang , 361 BCE] instituyó un sistema estricto de recompensas y castigos, forzó a todas las personas hacia ocupaciones "productivas", estableció un sistema de responsabilidad mutual y espionaje entre la gente [en un] esfuerzo para llevar todo el territorio del estado bajo el control directo del gobierno central. [22]
  • [En el siglo III BCE] un estado burocrático asesino que destruye al individuo en su búsqueda de una precisión imposible, donde toda desviación de las normas del estado será borrada. [23]
  • La ley no protegía a ningún miembro individual de la acción arbitraria de su gremio [durante la dinastía Sung, 960–1279]; por lo que la autoridad en el poder era capaz de controlar al gremio controlando a sus líderes. . . . Todas las condiciones y suposiciones que llevaron al poder gremial en la sociedad japonesa y en la europea estaban ausentes en la sociedad china, donde los poderosos gremios independientes no podían operar. [24]
  • El gobierno mismo [bajo la dinastía Sung] podría volverse ahora más centralizado que antes y su comercio interno y su comercio exterior mucho mejor organizados. [25]
  • [Durante la dinastía Ming, 1368–1644] cada provincia estaba bajo un grupo colegiado de oficiales quienes representaban las mismas funciones triples, administrativa, militar y supervisora, al igual que en la capital. Un gobernador se agregaba eventualmente como coordinador a la cabeza de cada provincia. La jerarquía administrativa también era vigilada … por censores itinerantes. [26]
  • La acumulación del poder en manos del emperador era una tendencia continua durante los períodos Yüan, Ming y Qing (1279–1911). [27]
  • Un estatuto de 1699 había dado derechos para la compra de cobre a los mercaderes de la Casa Imperial, en lugar de dejar esos derechos en manos de los mercaderes privados . . . . [E]stos derechos fueron otorgados también al comisionado textil de Nanking quien era uno de los siervos confiables del emperador. Esto quiere decir que las fábricas textiles no solamente eran un caso de control estatal directo en su campo de actividad específico, sino que, por lo menos durante el período Ch'ing, el estado podría controlar otros sectores de la economía a través de ellas. [28]
  • Bajo el imperio [Qing] [1644–1911], la intervención estatal en el campo económico estuvo determinada por motivaciones diferentes dependiendo del sector, tales como el control de aquellas actividades consideradas particularmente peligrosas para el orden social, el control de ciertos productos de particular importancia, la posibilidad de obtener ingresos fiscales considerables y la importancia de ciertas intervenciones en términos de asuntos  "públicos". [29]

En el Apéndice 11.1 se encuentran referencias adicionales a la centralización y el poder estatal en China.

Sin embargo, el absolutismo tuvo sus excepciones. En todo momento, estuvo sujeto a la capacidad incompleta del emperador para controlar a su gente. Este fue el caso especialmente antes de la dinastía Sung. La tradición confuciana aconsejaba al emperador no intervenir por debajo del nivel del hsien (condado). (No siempre siguió este consejo.) En el siglo III BCE "el  emperador era una figura decorativa totalmente impotente," [30] mientras que los señores feudales en guerra poseían un poder tan imperioso como el de un emperador pero en sus propios territorios. En un debate que recuerda a las divisiones ideológicas de hoy en día, el siglo I BCE, enfrentó a los "modernistas," que favorecían el absolutismo y el control gubernamental de la economía contra los "reformistas," que consideraban "inapropiado que el gobierno compitiera con los miembros del público por ganancias monetarias." [31] Después de la rebelión de An Lu-shan de 750 CE, los señores territoriales tendieron a eclipsar al emperador. [32] En la República de China, 1912–49, el presidente a menudo no podía controlar las áreas distantes.

En principio, el absolutismo ganó en el siglo X. Pero siempre estuvo sujeto a lo que el emperador pudo hacer cumplir. "[L]a dinastía Sung estuvo marcada por el crecimiento del despotismo que culminó con la dinastía Ming." [33] Bajo los mongoles, "China era una sociedad tan grande y tan compleja que a los trabajadores públicos de bajo rango tenía que permitírseles continuar en sus trabajos para que el gobierno funcionara. De hecho, los mongoles parecían no haber establecido un gobierno rígidamente centralizado en China, como una vez se pensó." [34] Bajo los Ming, "la administración era ahora más autoritaria que en el período Sung, pero la pequeña burocracia . . . continuó dependiendo del autogobierno dentro de la sociedad." [35]

Aún así, la administración central de la economía era el tema dominante, y si había una discrepancia entre la ley oficial y lo que podía hacerse cumplir, la sola incertidumbre de eso ya era una carga sobre los actores económicos. El contraste con Japón y Europa noroccidental es enorme.

La Tierra y El Trabajo

Durante largos períodos de tiempo, los campesinos estuvieron en movimiento. Algunas veces, emigraron para escapar de la guerra; en otras ocasiones, para huir de impuestos o alquileres excesivos, masacres o del abuso físico de sus terratenientes. Aún en otros tiempos, fueron forzados a unirse a los militares o a otros asentamientos. A los nobles les arrancaban sus tierras cuando había cambios en sus superiores — el emperador, la aristocracia provincial o la burocracia — en consecuencia, los campesinos a menudo se encontraban frente a nuevos amos. Cualesquiera que hayan sido las circunstancias, las relaciones a largo plazo basadas en alianzas verticales y en la confianza entre clases, tal como se desarrollaron en Japón después del siglo XVI y más temprano en Europa noroccidental, pueden haber sido difíciles o imposibles en China en todo momento.

El número de referencias históricas a la abundancia de tierras y al "escape" de diferentes clases es interminable. En el Apéndice 11.2 aparecen veintiséis citas extraídas de una literatura mucho más extensa. También incluyen referencias a la naturaleza migratoria del trabajo y a la mínima comunicación entre las clases sociales.

Con excepción de la migración dirigida hacia Sinkiang bajo la República Popular, las referencias a grandes movimientos de gente y cambios repentinos en los nobles superiores disminuyen en los siglos XVIII y XIX. Las guerras y las rebeliones, de las cuales la más seria es la Rebelión Taiping del siglo XIX, desplazaron a la gente. Los campesinos de la provincia de Henan migraron para  escapar de la sequía,  del dominio de los nobles y de los impuestos aún hasta en la década de 1920. [36] Pero el aumento en la población iba haciendo la tierra menos disponible. El tamaño de las granjas disminuyó de forma tal que para el siglo XX, China era un país de granjas de campesinos de unos pocos acres, sin tamaños extremadamente grandes. En una publicación anterior me extendí en la evolución de la tenencia de tierras en China. [37]

En resumen, la historia de las tierras y el campesinado chino se aproxima más a las historias de África e India que a aquellas de Europa noroccidental y Japón de las siguientes maneras. Primero, la disponibilidad de tierra hizo posibles las grandes migraciones.  Segundo, desde el siglo III BCE, las clases bajas chinas vivieron directamente bajo el ámbito del emperador, teóricamente sin señores feudales que los "protegieran" como en Europa y Japón. En la práctica, sin embargo, a menudo los campesinos — aún por lo general — tenían patronos aristócratas. Tercero, cambios frecuentes en estos patrones, ya sea a través de la conquista o de la esclavitud, tipificaron a China, África e India más que a Europa noroccidental y Japón. Por todas estas razones, alianzas verticales con ventajas y los arreglos institucionales de Europa noroccidental y Japón— tales como reglas que delineaban los derechos de los campesinos, gremios de artesanos, contratos de nobles-campesinos y cortes señoriales con participación del campesinado — no tomaron forma tan fuertemente en China.

De varias formas, sin embargo, las distinciones entre China por una parte y Japón y Europa noroccidental por otra no son sencillas ni están bien definidas. Primero, la cultura japonesa y la china se cruzaron en cuanto a ley agraria, religión y conceptos confucianos de la autoridad.  Segundo, las dificultades en comunicación en las grandes distancias disminuyeron el poder imperial en China e incrementaron el de los nobles locales, cuya regla algunas veces se aproximaba al daimyo de Japón o a los nobles señoriales de Europa. Tercero, la iniciativa local de hacer contratos, promoviendo las artesanías y la industria y desarrollando los sistemas legales y de mercado, se encuentra tanto en China como en Japón. Algunas veces, fue promovida por el mando imperial y algunas veces no podía ser reprimida.  Cuarto, las artesanías y la industria no eran muy apreciadas en China ni en Japón y en un menor grado en Europa. Quinto, las guerras, que crearon condiciones imposibles para la confianza y contratos, eran comunes en todas las áreas mencionadas y fueron devastadoras en Japón en el siglo XVI y en grandes partes de Europa en el siglo XVI.

Sin embargo, todas estas son excepciones menores de la generalidad abrumadora de que la comunicación y negociación vertical a través de la cual los derechos de los grupos inferiores podrían haberse vuelto más fuertes y más claramente definidos en el paso de los siglos, ocurrió mucho menos en China que en Europa noroccidental y Japón.

Pluralismo

Los grupos de interés que crearon las sociedades pluralistas en Japón y en Europa noroccidental por lo general tenían contrapartes en China: sociedades de campesinos y comunales, gremios, clanes, corporaciones y asociaciones de estudiantes. Sin embargo, a diferencia de aquellos de Europa noroccidental y Japón, los grupos chinos normalmente no centraron su atención en el poder independiente. La brecha entre ellos y la burocracia imperial y los militares era tan grande y las comunicaciones eran tan escasas que las alianzas verticales y las influencias eran raras. 

Los grupos corporativos en China se centraron principalmente en la familia o el clan. Estas eran, algunas veces, organizaciones fluidas que podían moldearse a través de adopciones o uniones.  Pero los clanes y las familias sirvieron más al propósito común de una sociedad estrictamente jerárquica de lo que actuaban como entidades negociadoras.

Las organizaciones campesinas chinas, aproximándose a las asociaciones comunales a las cuales Hilton y Berman se refieren en Europa, no afloran en la literatura. Las asociaciones europeas negociaron con los nobles por derechos y obligaciones; demandaron aún a los nobles en los tribunales y algunas veces ganaron. [38] Quizás las asociaciones campesinas chinas tales como el Loto Blanco y el Taiping se acercan más al ikki japonés, con su casta guerrera. Pero las rebeliones campesinas chinas eran más a menudo toda una guerra violenta que las luchas intermitentes y concesiones mutuas características de los campesinos y nobles japoneses. La diferencia crucial parece descansar en si los grupos se consideran genéricamente hostiles o si son vistos como que presentan oportunidades para cooperar.  [39] Eberhard concluye que "en todo momento, hasta hoy en día, los gobiernos chinos han visto con sospecha a cualquier organización aparte de la familia (la base de la sociedad china hasta 1949), debido a que una organización podía convertirse en un centro de poder y, por lo tanto, en una amenaza." [40]

Si bien los gremios europeos dominaron mucho el gobierno de una ciudad en el siglo XIV y los gremios japoneses eran la fuerza principal en la organización de la producción en la era Tokugawa, en China, los gremios eran insignificantes hasta el siglo XIX. Entonces, los artesanos "comenzaron a organizarse en gremios de un carácter esencialmente religioso. . . . Sin embargo, ningún gremio conectaba a la gente del mismo oficio que vivía en ciudades diferentes. . . . Así, los gremios fracasaron en lograr influencia política aún dentro de ciudades individuales." [41] "El gremio chino (hui) era predominantemente una asociación local, un intento para monopolizar la actividad artesanal de una comunidad. [42]

Fue hasta en el siglo XVIII, cuando el gobierno chino necesitaba algún vehículo para negociar con los comerciantes británicos en Canton, autorizó las organizaciones de mercaderes.  Hasta entonces fue que levantaron gradualmente las restricciones que habían humillado a los artesanos.  A partir de su nombre chino kung-hang ("mercaderes autorizados oficialmente"), los británicos llamaron Cohong a estos gremios. [43]

Quizás lo más cerca que los chinos llegaron a las extensas confederaciones de mercaderes eran las asociaciones regionales (hui-kuan), también del siglo XVIII. "Tales asociaciones unieron a la gente de una ciudad o de un área que vivían en otra ciudad. La gente de oficios distintos, pero principalmente hombres de negocios, quedaron reunidos bajo jefes o concejales electos." [44]

En resumen, los gremios existían únicamente cuando eran autorizados por el gobierno; no se convertían en centros políticos independientes capaces de negociar con el gobierno u otros grupos corporativos además de los mercaderes extranjeros; y no sirvieron como prototipos para mayores entidades corporativas capaces de negociar entre sí. En la Europa y Japón medieval, la creación de nuevas categorías corporativas se convirtió en el vehículo de movilidad social. En contraste, en China "era imposible cambiar el estatus de uno creando nuevas categorías corporativas. Solamente existía una forma estándar para lograr un estatus privilegiado: convertirse en miembro de una élite intelectual corporativa (ya sea confuciana, nacionalista o comunista) o someterse a ella." [45]

Ventajas

En la historia china se encuentran muchos ejemplos de ventajas potenciales, pero ninguna (que yo pudiera encontrar) funcionó para mejorar el poder de las clases inferiores.

Durante el período de "Primavera y Otoño" (722–481 BCE), cuando el emperador fue el "primero entre iguales " de muchos nobles, la nobleza frecuentemente solicitaba el apoyo del campesinado en sus luchas contra el emperador u otros nobles. [46] Si bien los campesinos recibían bienes materiales a cambio de su apoyo, no lograron in incremento en su estatus o poder. En cambio, al aplastar totalmente a la clase aristócrata en el siglo IV BCE [47] Shang Yang, el ministro principal del estado de Qin, eliminó toda posibilidad de ventajas de los grupos más débiles. No había ningún rival del emperador con quien formar una alianza vertical. En el siglo III BCE, la nobleza usó a sus campesinos como soldados para combatir a sus rivales. Indujeron aún a los campesinos a emigrar hacia sus dominios para incrementar sus ejércitos y sus impuestos. [48] Pero de nuevo, no tenemos indicación de que los campesinos exigieran más privilegios o poder a cambio de ayuda militar.

Fairbank, Reischauer y Craig nos cuentan de "amenazas" para el emperador Han, tales como familias de emperatrices o pastores del norte, [49] pero los campesinos no aventajaron su poder aliándose con estos, probablemente porque "la sociedad parece estar formada de [únicamente] dos grupos principales: campesinos contribuyentes y terratenientes ricos." [50] Las brechas de comunicación eran demasiado grandes para alianzas verticales y ventajas.

Los gobernantes Tang (618–906) usaron a los sirvientes imperiales para contrarrestar el poder de la nobleza. [51] Las rivalidades entre grupos en la corte del emperador eran condiciones que en otra parte podrían haber llevado a alianzas verticales o ventajas. [52] Bajo el emperador Hongzhi (1487–1505) las rivalidades ocurrieron entre los nobles-burócratas y los eunucos-burócratas, pero eran resueltas a favor de los primeros. [53]

A medida que los mongoles iban destruyendo a los Sung, muchos aristócratas — temerosos de las rebeliones campesinas — hicieron causa común con los invasores. [54] Como objeto de la hostilidad de cada grupo, sin embargo, los campesinos tenían muy pocas probabilidades de aliarse con cualquiera de ellos.

Las disputas entre los terratenientes y las comunidades por derechos sobre el agua y responsabilidades financieras en los sistemas hidráulicos Ming podrían haber hecho que los campesinos se hicieran hacia un lado u otro de las partes en disputa. Pero esto no sucedió, posiblemente por miedo o posiblemente debido a que siendo recién llegados no tenían estatus con los grupos alternativos. En cambio, los inquilinos apoyaban a sus propios terratenientes. "Los campesinos comunes y los agricultores inquilinos parecen haber sido usados como rangos y filas para fines de intimidación o cuando se trataba de crear un "fait accompli." [55]

En ninguna de estas situaciones los campesinos incrementaron su poder o estatus a cambio de brindar su apoyo a un grupo más fuerte, tal como fue el caso en Europa noroccidental y Japón. Únicamente podemos concluir una razón: No solamente la vastedad de las brechas culturales y de comunicaciones sino también la naturaleza embrionaria y desorganizada de los grupos corporativos impidieron las alianzas verticales. Los cambios geográficos entre los aristócratas y los agricultores campesinos habrían interferido en las relaciones individuales. Por lo tanto, los grupos débiles y los más fuertes no aprendieron a negociar y a comprometerse verticalmente.

Las mismas condiciones se han aplicado durante la República Popular. Antes de 1989, los observadores extranjeros habían notado, con algún asombro, que el gobierno chino dejó pasar la crítica por lo menos tres veces, y cuando se volvió excesiva, la cortó como agua de un grifo. Tales fueron los casos del discurso de las Cien Flores de Mao de 1956, [56] del Muro de la Democracia en 1979 [57] y de la oleada de protestas de cuatro semanas en noviembre-diciembre de 1986. En todos estos casos, por motivación o por lo menos tolerancia de parte de las autoridades, los grupos de protesta montaron afiches, dieron discursos en lugares públicos y aparecieron en televisión. Pero las autoridades y los grupos de protesta no se sentaron a hablar seriamente.

Algunos podrían sugerir que la ética confuciana de lealtad y autoridad hizo que el gobierno permitiera las protestas con confianza y que las apagara con obediencia. Quizá. Pero yo veo otro giro. Después de siglos de poca comunicación entre "inferiores" y "superiores" en la jerarquía tradicional, no existe la expectativa de cualquiera de las partes de una diplomacia realista.  Goldman ha sugerido que los oficiales utilizaron las protestas estudiantiles para proponer sus propios puntos de desacuerdo en sus círculos internos: Mientras los estudiantes colocaban afiches, los oficiales debatían temas similares detrás de sus muros. [58] Los chinos de clases diferentes estaban acostumbrados a hablar sin entenderse, con una comunicación de forma indirecta, en la medida que  no era ninguna comunicación.

En abril de 1989, los estudiantes de Beijing comenzaron las protestas callejeras no autorizadas por el gobierno. En mayo, habían ocupado la Plaza Tiananmen en el centro de Beijing, junto a las oficinas gubernamentales.  Millones marcharon en muchas ciudades china, desafiando la ley y exigiendo "democracia." En Beijing, habían organizado su propio "mini-gobierno: una secretaría, una imprenta, un ministerio de asuntos financieros, un ministerio de propaganda, un ministerio de enlace, un escuadra de piquete, una pequeña estación transmisora con parlantes, una farmacia y tres clínicas." [59] Pero no tenían ni un programa ni una definición de democracia ni embajadores ante el gobierno. No se filtraron reportes aún de pláticas secretas. Los protestantes y el gobierno se estaban "escapando" de comunicarse entre sí. El 4 de junio, los soldados se abrieron paso a disparos en la plaza, matando a un número desconocido de estudiantes y tomando a otros bajo custodia. Las protestas cesaron abruptamente.

En el transcurso de los siglos, los poderosos y los débiles se "escaparon" los unos de los otros de formas similares, llevando a cabo sus transacciones por el poder o por la fuerza, hablando de amplias generalidades e ideas milenarias pero con pocas alianzas verticales y negociación, compromiso o ventajas sobre asuntos concretos. Habían fracasado en crear las estructuras sociales por las cuales el pueblo chino podría negociar entre sí para convertirse en una sociedad "moderna" en el siglo XXI.

Guerra y Violencia

Al igual que virtualmente en todo el mundo, la guerra dominó los inicios de la historia de China. A diferencia de Europa y Japón, pero al igual que África e India, la guerra endémica no ha disminuido significativamente en los siglos recientes. La violencia continúa siendo un medio legítimo para resolver disputas.

Rebeliones Campesinas

Al igual que en Europa y Japón, las rebeliones campesinas aparecen dispersas a través de los siglos. Pero las rebeliones chinas tendieron a diferir de aquellas de Europa y Japón de cuatro maneras:

Primero, algunas rebeliones europeas ocurrieron bajo condiciones mejoradas para el campesinado, tal como la Revuelta Campesina Inglesa de 1381. La plaga de 1348 y los años subsiguientes habían incrementado el poder de negociación del número reducido de campesinos, cuya fuerza los incitó a buscar remedio para sus agravios de mucho tiempo atrás. En comparación, las rebeliones chinas surgieron de penurias insoportables. Por ejemplo, La Revuelta del Turbante Amarillo de 184 CE surgió de las grandes luchas de los grupos entre sí. Los campesinos habían sido arrastrados hacia la lucha y sus casas y cultivos fueron destruidos. [60] Asimismo, "la  guerra continua de los gobernantes militares, las luchas sanguinarias entre los grupos y el empobrecimiento universal que toda esta lucha produjo " [61] llevó a la hambruna en Chekiang en 860 y en Hopei en 874, que a su vez desató rebeliones. Otros ejércitos de campesinos se unieron en una violencia carente de coordinación. La devastación de la guerra del siglo X condujo a un número de levantamientos populares en el norte. [62] Cuando los diques del Río Amarillo se rompieron en 1351, los campesinos que se enlistaron para repararlos se sublevaron ante las penurias que siguieron. [63] A principios del siglo XVI, los impuestos asfixiantes condujeron a revueltas en Sichuan. [64]

Segundo, las rebeliones europeas y japonesas a menudo surgieron con demandas específicas: el  estatus de los campesinos como siervos o libres; reconocimiento de la libertad de religión; o condiciones y horarios de trabajo en las heredades feudales. En China los campesinos, por lo general, no expresaron demandas específicas ni se sentaron con los gobernantes o con la burocracia a negociar términos. Al contrario, sus revueltas fueron explosiones generales que surgieron de frustraciones. No había un Wat Tyler que pudiera acercarse al equivalente chino de Ricardo II lo suficientemente cerca como para agarrar las riendas de su caballo.

Tercero, las rebeliones chinas a menudo expresaban principios profundamente religiosos o milenarios, más relacionadas a los jihads islámicos o movimientos de purificación tales como los de Wahabbi o Almoravid, que las guerras religiosas europeas. Mejor conocida entre estas es la formidable rebelión de Taiping, iniciada en 1851, "influenciada por ideas cristianas pero más por el pensamiento chino tradicional." [65]

En los casos en que las rebeliones chinas tuvieron metas políticas, a menudo fueron grandiosas tales como la restauración de la dinastía Sung, la intención de algunos en 1351. [66] La sociedad del Loto Blanco quería la abdicación de los Manchus y la restauración de los Ming. Dos siglos después, la misma sociedad buscó el regreso de Buda para finalizar con el sufrimiento. Los  Taiping también lucharon por una reestructuración radical del orden social hacia un reino cristiano. Todas estas rebeliones no llegaron a asuntos realistas entre nobles y campesinos tales como la tenencia de la tierra y términos laborales, que eran comunes para las rebeliones europeas y japonesas.

Cuarto, las rebeliones chinas poseían un elemento de continuidad sobre el tiempo y/o el espacio. La sociedad secreta del Loto Blanco, que data del siglo XIII, patrocinó numerosas rebeliones. Una seria a finales del siglo XIX "consistió de bandas errantes carentes de coordinación utilizando tácticas guerrilleras de darse a la fuga después de atacar." [67] La Sociedad misma duró hacia el siglo XX. La Rebelión Taiping continuó durante catorce años, saqueó diecisiete provincias y tomó cerca de 20 millones de vidas. [68] Algunas rebeliones europeas, tales como la Guerra de los Campesinos Alemanes de 1525, abarcó grandes territorios pero con metas más limitadas y más específicas.

Guerras por la Tierra y el Poder

De más formas que las rebeliones campesinas, con unas pocas excepciones, los chinos han vivido la mayoría de su historia bajo la amenaza de la violencia y la guerra. La guerra no ocurrió en todo momento ni en todos los lugares, pero la violencia por las tierras o por el poder siempre amenazó con estallar.

Períodos de paz ocurrieron al comienzo de cada gran dinastía desde los Tang (618 CE). Pero estos períodos — que ayudaron a definir el ciclo dinástico como próspero en sus primeros años — siempre llegaron a un final dentro de uno o dos siglos. A diferencia de Europa y Japón, no puede verse una tendencia hacia la disminución de la guerra o de la inestabilidad relacionada con la guerra en los siglos XIX y XX.

La dinastía Shang (1766 hasta aproximadamente 1122 BCE) existió "en un estado de guerra más o menos continuo." [69] La dinastía sucesora, Zhou (1122–221 BCE) "tuvo que mantener a raya a las tribus subyugadas pero belicosas de los turcos y mongoles que vivían muy cerca de su capital," [70] mientras que otros señores feudales se estaban alzando continuamente contra ellos. Alrededor de 750 BCE no se había roto la cohesión interna. En el período de los estados guerreros (481–221 BCE), los señores feudales se eliminaron entre sí hasta que únicamente quedaron los Qin. La dinastía Qin (221–206 BCE) es considerada como el primer imperio chino; el país lleva su nombre. El período Qin se caracterizó por amenazas sin tregua de tribus nómadas del norte. Las luchas por la sucesión y las rebeliones de los nobles culminaron en el asesinato del segundo emperador Qin en 206 BCE, llevando la dinastía hacia su final.

Durante el principio de la dinastía Han (206 BCE – 9 CE) se logró algún grado de estabilidad política. No obstante, los levantamientos de los príncipes y reyes feudales continuaron y las alianzas quijotescas contra el emperador eran comunes. Los Han invadieron Corea occidental en el año 108 BCE, y bajo Wu Ti (reinó en 140–87 BCE) se trasladaron hacia el sur de China. La sangría de los recursos para mantener las fuerzas de ocupación bastante lejos de casa arrasó con las finanzas imperiales. El imperio de Hsiung-nu del norte era una amenaza constante hasta que colapsó en el año 58 BCE Las rivalidades en los grupos de la corte y las intrigas de palacio durante el siglo I BCE, condujeron a la usurpación del trono por Wang Mang en el año 9 CE. El breve "imperio" de Wang Mang (9–23 CE) — caracterizado por "reformas" que no duraron — fue interrumpido por un gran levantamiento popular de los “Cejas Rojas”, que fue aplastado.  El acoso de los Hsiung-nu, actualmente satélites chinos, incitaba a estas tribus del norte a que se rebelaran. Vastos ejércitos se concentraron en el norte, a costa y por cuenta de los territorios perdidos.

A finales de la dinastía Han (23–220 CE), las intrigas de los grupos de palacio trajeron la desintegración continua del gobierno a partir del año 80 CE. Los generales provinciales lucharon entre sí sangrientamente, y ocurrió la rebelión campesina de los Turbantes Amarillos. Al mismo tiempo, la amenaza del norte continuó.

Cuando la dinastía Han se derrumbó en 220, China se dividió en un número de reinos y dinastías hasta que fue unificada de nuevo por la dinastía Sui en 580. Durante esta "primera división," ocurrieron luchas constantes entre los grupos chinos y entre los aristócratas chinos y la nobleza extranjera en el norte. Esto fue un período que alrededor del año 400 fue aplastado sangrientamente. Las luchas incesantes continuaron en las fronteras. "Por casi trescientos años el imperio del sur fue testigo de incesantes luchas entre los grupos poderosos, haciendo imposible cualquier desarrollo de la paz dentro del país." [71]

Los intentos del primer emperador Sui de reubicar a la población en su propio suelo en el norte, trajo rebeliones en el sur. Se hicieron guerras continuas contra los turcos, quienes derrotaron a los chinos en el año 615. Se realizaron expediciones hacia Nam Viet (Vietnam), Tonkingy Taiwán, junto con campañas costosas e inútiles en Corea (612–14). Estas guerras extranjeras condujeron a levantamientos contra el segundo emperador Sui, que a su vez condujeron a su asesinato en el año 618 y al inicio de la dinastía Tang.

Las luchas internas continuaron hasta que los Tang se establecieron firmemente en el año 623. Los turcos invadieron hasta la capital Tang en el año 624, pero la paz se estableció posteriormente. Sin embargo, esto fue equilibrado por la guerra con los tibetanos, durante la cual China perdió a Sinkiang. La estabilidad interna y la fuerza militar del principio de los Tang marcaron dos siglos de prosperidad creciente, pero los ejércitos en la frontera y las campañas contra el Islam eran de un alto costo. Corea fue conquistada en 640. Los Uighurs se disolvieron desde 832 hacia adelante, tal como lo hizo el Imperio Tibetano a partir de 842. [72] Una serie de revueltas sacudió a la dinastía desde 755 hasta su caída en 906.

En la "segunda división" de China (906–960), diez reinos del sur lucharon entre sí; ningún ne se aliaría con un poder del norte contra la dinastía del norte. Continuaron las amenazas de los turcos y el imperio del norte de Khitan. El noroeste se volvió despoblado por las guerras externas ruinosas.

China fue reunida de nuevo por la dinastía Sung del Norte (960–1127). Desde el año 960 hasta el 979 "en el norte de China había una guerra constante, y en todos lados, fue un período de inseguridad y cambio social dramático." [73] Posteriormente, comenzó un período de gran prosperidad, junto con un período de paz inusual. "Pero había un conflicto de facciones constante y crudo entre aquellos que deseaban racionalizar al gobierno. . . y esto debilitó al estado Sung." [74] Las guerras esporádicas con los Khitan finalizaron con el pago de un tribuno anual a ellos después de 1004. La independencia de los Juchen de los Khitan en 1114, liberó al primero para combatir a los Sung, a quienes sometieron rápidamente, dándole fin a la dinastía del norte. Los Sung se retiraron al sur, donde establecieron una nueva capital.

La dinastía Sung del Sur (1127 a 1279) de nuevo emprendió un período de inestabilidad interna, aunque luchas esporádicas ocurrieron contra los Juchen. Pero en 1233, los Sung se aliaron con los mongoles para derrotar a los Juchen. Sin embargo, los mongoles atacaron a los Sung y terminaron la dinastía.

La dinastía Mongol (Yüan) (1280 a 1368) marcó otro período de paz externa relativa, con guerras confinadas a las fronteras de Burma, Annam, Camboya y Java. Dos intentos de invadir Japón fueron derrotados por tifones. Sin embargo, el gran sufrimiento interno que los mongoles inflingieron sobre los chinos condujo a revueltas internas comenzando en 1325, lo cual desestabilizó a la dinastía y en última instancia la terminó.

El principio de la dinastía Ming también marcó el comienzo de una relativa estabilidad interna y — una vez que los mongoles fueron derrotados definitivamente en 1425 — la paz externa. La piratería costera de los japoneses, una campaña contra los mongoles occidentales en 1449 y una rebelión para asegurar la independencia de Annam interrumpieron esta paz. El desgobierno y la extravagancia de los emperadores condujeron de nuevo a levantamientos a partir de 1512, los cuales se volvieron más graves en el siglo XVII. En 1517, los comerciantes portugueses construyeron una fortaleza en una isla fuera de Cantón. "Dificultando el comercio y desacatando abiertamente la ley china, estos semi-piratas fueron acusados de robo, chantaje y compra de niños chinos a secuestradores chinos." [75] Las intrigas de los grupos de la corte y asesinos amenazaron la dinastía desde su interior. Las amenazas en la frontera aumentaron después de 1521, con incursiones de los mongoles, y posteriormente, de los manchúes. Las guerras con Annam, Burma y Tailandia continuaron desde 1544 hasta 1604. La insurrección brotó en toda China. [76] Los manchúes y los mongoles se unieron para invadir Corea en 1637 y los manchúes continuaron hasta llegar a Peking en 1644, terminando con la dinastía Ming.

Después de sofocar a los Ming recalcitrantes, la dinastía Qing de los manchúes marcó el comienzo de otro período de paz y estabilidad interna, el cual duró hasta a finales del siglo XVIII. Algunas guerras ocurrieron en la frontera del norte a finales del siglo XVII, conduciendo al Tratado de Nerchinsk con Rusia en 1689, el primer tratado moderno de China con un poder occidental. Unos pocos disturbios con los mongoles ocurrieron desde alrededor de 1690 hasta 1720. Aparte de estos, más algunas escaramuzas fronterizas, el siglo XVIII hasta 1774 fue un inusual período de paz.

Los levantamientos populares comenzaron en Shantung en 1774, seguidos por la rebelión del Loto Blanco (1775–1804). Rebeliones brotaron con mayor frecuencia durante el siglo XIX: Taiping (1850–64), que casi derrocó a la dinastía; Nien (1856–68); y varios levantamientos musulmanes (1855–73). La interferencia de los europeos con la Guerra del Opio (1840–42), la intervención rusa (1858), el ataque anglo-francés al norte de China y la guerra con Japón y la pérdida de Taiwán (1894) revelaron la debilidad china frente a la tecnología y fortaleza militar occidentales. La dinastía Qing fue derrocada por las tropas del ejército de Hupei en 1911.

La República de China (1911–1949, pero aún existente en Taiwán) condujo rápidamente a la guerra civil entre los gobiernos del norte y del sur hasta 1927. Aún mientras esa guerra estaba en su furor, China fue fragmentada en esferas de influencia de caudillos. "El típico ejército de caudillos no tuvo raíces entre la población local pero fue un azote entre ellos, exigiendo impuestos, viviendo a costa de los pueblos, temidos y despreciados." [77]

La campaña de Chiang Kai-shek's contra los caudillos apenas había terminado cuando comenzó la revolución comunista, que duró desde 1927 hasta 1949, con un descanso para combatir a los japoneses. En 1931, los japoneses invadieron Manchuria y continuaron hasta ocupar los puertos marítimos principales y algunos centros internos en China. Esta guerra se mezcló con la II Guerra Mundial y los japoneses fueron derrotados en 1945. La revolución comunista se reanudó con el gobierno nacionalista trasladado a Taiwán en 1949. En la República Popular (1949 hasta la fecha) la paz fue interrumpida por la Revolución Cultural de 1968. El concepto de Mao de "revolución continua" [78] — una lucha contra el capitalismo durante veinticinco años (si es que no para siempre) — golpes de guerras endémicas considerados como medios legítimos para conducir las relaciones económicas. Las reformas chinas que comenzaron después de la muerte de Mao en 1976 pueden haber sido retrasadas por las tensiones que surgieron de la masacre de la Plaza Tiananmen en 1989.

En el transcurso de los siglos, aquellos que no estaban participando directamente en las guerras fueron afectados desastrosamente por la pérdida de sus medios de vida y por la presión para emigrar. Hasta la Revolución Cultural y la masacre de la Plaza Tiananmen y hasta estos días, ningún chino ha estado protegido contra la violencia del gobierno o sus contendientes. Las soluciones militares siempre han sido y aún son consideradas una forma legítima de resolver disputas, por lo menos entre los poderosos. Además, tienden a ser implementadas mediante la confrontación de posiciones extremas pero vagamente expresadas y para concluir con la victoria o la derrota total, no con un compromiso.

Dicha violencia endémica no es congruente con los compromisos para una cooperación intergrupal, ahorro e inversión y asociaciones a largo plazo. El hecho que tales compromisos fueron ampliamente efectuados al principio de la historia es un testimonio del vigor natural del comercio y del espíritu emprendedor en todas partes, pero únicamente hasta cierto punto. El que estos compromisos no pasaron el umbral del desarrollo económico sostenible es atribuible a la circunstancia china.

Notas

  1. Eberhard 1977:60.
  2. Loewe 1985:258.
  3. Eberhard 1977:85, 89.
  4. Loewe 1985:265.
  5. Eberhard 1977:112ff.
  6. Eberhard 1977:172.
  7. Eberhard 1977:183.
  8. Geiger 1973.
  9. Eberhard 1977:54.
  10. Hulsewe 1985:231.
  11. Lewis 1988:107.
  12. Lewis 1988:13.
  13. Lewis 1988:178.
  14. Lewis 1988:199.
  15. Eberhard 1977:256.
  16. Braudel 1981:454.
  17. Eberhard 1977:193.
  18. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:105.
  19. Jacobs 1958:34.
  20. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:136.
  21. He proporcionado muchos ejemplos de esto en Powelson 1988: capítulo 14.
  22. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:55-56.
  23. Spence 1987:1.
  24. Jacobs 1958:107.
  25. Lewis 1988:9.
  26. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:185.
  27. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:227.
  28. Santangelo 1985:283.
  29. Santangelo 1985:287.
  30. Eberhard 1977:48.
  31. Loewe 1985:255.
  32. Eberhard 1977:191.
  33. Li 1977:xlviii.
  34. Morgan 1986:110.
  35. Rozman 1973:41.
  36. Thaxton 1982:375.
  37. Powelson 1988: capítulo 14.
  38. Berman 1983:555-6; Hilton 1773:70-71, 74-75.
  39. Karl Marx, por ejemplo, los encontraría genéricamente hostiles; para Alexis de Tocqueville, la cooperación era una posibilidad.
  40. Eberhard 1977:192.
  41. Eberhard 1977:207-8.
  42. Jacobs 1958:38.
  43. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:255-56.
  44. Eberhard 1977:208.
  45. Jacobs 1958:142.
  46. Hsu 1965:90.
  47. Li 1977:lx.
  48. Eberhard 1977:49.
  49. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:60.
  50. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:61-62.
  51. Wolf 1982:53-4.
  52. Eberhard (1977:266) escribe acerca de los Ming, pero debe de haber sido lo mismo para otras dinastías.
  53. Grimm 1985:42.
  54. Eberhard 1977:247.
  55. Will 1985:321.
  56. MacFarquhar 1974:51-6.
  57. Reportado en artículos de periódico esporádicos durante 1979. En el New York Times, estos culminaron con James P. Sterba, "Peking Closes Democracy Wall, Banishes Posters to Remote Park,"12/7/79
  58. Goldman, Merle, "How China's Leaders Use Student Protests," New York Times, 1/1/87.
  59. WuDunn, Sheryl, "In Quest for Democracy, Mini-Government is Born," New York Times 5/31/89.
  60. Eberhard 1977:99-100.
  61. Eberhard 1977:193.
  62. Eberhard 1977:215.
  63. Eberhard 1977:247.
  64. Eberhard 1977:271.
  65. Eberhard 1977:302.
  66. Eberhard 1977:247.
  67. EBMi 1974:10:656.
  68. EBMi 1974:9:774.
  69. Eberhard 1977:17.
  70. Eberhard 1977:29.
  71. Eberhard 1977:166.
  72. Eberhard 1977:192.
  73. Barraclough 1984:126.
  74. Barraclough 1984:126.
  75. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:244.
  76. Eberhard 1977:278.
  77. Fairbank, Reischauer y Craig 1978:758.
  78. MacFarquhar 1983:29.

Copyright © 1994 by the University of Michigan. First published in the USA by the University of Michigan Press, 1994.

Published on the World Wide Web by The Quaker Economist with permission from the University of Michigan Press, 2005.

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